OCTUBRE
Cuando llega el mes de Octubre, empapado de nubes, tan
grises
y tan rebosantes de oscuridad, sé que el otoño ha llegado.
Y veo
por los cristales como se quedan las calles vacías, y las
tardes
se hacen eternas, y los niños no corren, y las personas
casi ni se
paran a hablar... pienso que es tiempo de quedarse en
casa.
Porque las casas en esta época vuelven a recuperar la vida
que
no tenían. Como si antes, me refiero en el verano, se
hubieran
puesto ropa de verano, con menos atuendos, más vaporosas,
menos abigarradas, más chillonas, ... y como si las mismas
casas
en esa estación, nos quisieran expulsar de su cobijo y
mandarnos a la calle a jugar, a pasear, a charlar con los
amigos,
de VERANO Y YA ESTÁ!!!... es como si no quisieran tenernos.
Pero en Octubre, como ahora, solo abren la boca para
llamarnos
y pedirnos que entremos. Las casas en este tiempo, quieren
que
estemos dentro y que nos sentemos a ver la televisión, o a
encender el ordenador y chatear, o leer una novela, o
llamar
por teléfono a alguien, o, incluso, escribir. Hace otra
temperatura, es como el calor de una
madre.
Si, el mes de Octubre tiene también su encanto. Parece más
triste, pero tiene recuerdos que te hacen soñar, y te hacen
reír,
y algunas veces, te dan rabia porque piensas en las cosas
que no
pudiste hacer, pero, en fin, al año que viene las harás,
seguro.
COMUNERO